Esta entrada participa en la convocatoria que han organizado Obertament y Next Door Publishers para el 7 de abril, con el objetivo de visibilizar la realidad de la depresión y luchar contra el estigma.
La depresión es un trastorno mental frecuente, que se calcula que a nivel global afecta a 350 millones de personas, según la OMS. Hay pocos fenómenos tan extendidos y tan poco entendidos. La propia OMS ha establecido que, en 2017, para el Día Mundial de la Salud, se ponga el foco en hablar sobre la depresión, de sus síntomas, de investigación y de todo lo que conlleva este trastorno. Una de las consecuencias del desconocimiento y la falta de información sobre la depresión y sus síntomas es la discriminación y el estigma social que sufren las personas que pasan por este problema de salud mental. El miedo a ser juzgados, la vergüenza e incluso el sentimiento de culpa son comunes, y más cuando el entorno presiona. Peor que los síntomas es el estigma: cuando los otros a menudo no entienden qué pasa y quieren ayudar a la persona diciéndole que se anime, que se levante de la cama, que salga a tomar el aire, que si está así es porque quiere o que es una cuestión de actitud. Decir eso es como decir #NoTengasDepresión. Y duele. Niobe lo explica:
Y viene un día en que dices ¡basta!, no voy a dejar que me infravaloren más. Sí, he pasado por la depresión, esa palabra maldita que da tanto miedo pero que de la que mucha gente sabe poco o nada. Y es que no hace falta pasar por ella para saber qué es.
Yo, he intentado a veces hablar con familiares sobre ello (maldita la hora), pero ha sido parecido a conversar con una pared.
Ha habido épocas en las que me era imposible salir de la cama, disfrutar de un partido de básquet (y eso que me encanta) o aparentar no estar mal (por los típicos comentarios)
Una de las pocas veces que me decidí a hablar de lo que me pasaba, me arrepentí al momento. Ver las caras de incredulidad y palabras como “ya sé que eres una vaga, no lo maquilles” o “pero si eres muy lista, tendrías que saber cómo superarla” (entre otras) me hacían sentir más culpable aún de lo que ya me sentía.
Muchas veces, en momentos de enfado con esas personas, he tenido el pensamiento impulsivo de “ojalá te pase y sepas lo que es”, pero pensándolo en frío…no se lo deseo a ndie, ya que es bastante jodido.
Un apunte más, tenemos oídos para algo, así que escuchemos lo que las demás personas nos dicen, no soltemos lo primero que se nos pasa por la cabeza (pues suele ser negativo).
Así que hoy (y cualquier día), ¡hablemos!
Niobe
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