He vivido con ansiedad y depresión desde muy pequeña. Convertían mi vida en una maratón. Tan pequeña para comprender, que para mi los días eran una montaña rusa de emociones y un esfuerzo sobrepasarlos. Miedos, inseguridad, tristeza... emociones que no entiendes, no sostienes ni gestionas.
Es importante no sentirse sola en el esfuerzo de superar día tras día. Es importante que todo el entorno comprenda de qué se trata, qué sientes y qué necesitas, sobre todo cuando somos tan pequeños.
En mi hogar juzgaban mi miedo, mi dependencia emocional, mis cambios de humor. Acabé creyendo que formaban parte de mi personalidad y que era responsable de “ser así”. Sumamos así otro peso, la culpa. Una de las grandes consecuencias del estigma. El hogar es uno de los entornos más importantes. Tenemos nuestros familiares y nuestros vínculos.
Si desde casa no hay acompañamiento, a nivel emocional es un gran impacto.
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