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Parte 3: Regreso a mi mundo

Llegó un segundo brote que fue, si no igual, peor que el anterior.

Diagnosticada finalmente de esquizofrenia paranoide, debí aceptar que esta enfermedad no tenía solución, como también debía saber que si realmente recuperaba mi mente “REAL” de nuevo, lo más normal sería que me quedara con alguna secuela y de por vida.

Mis padres siguieron luchando sin cesar agarrándose a una única esperanza, lejos de lo que cabría esperar; conseguir mi recuperación de nuevo. Admirable era en mis padres también, que no sólo se volcaron por completo por intentar buscar mi recuperación a partir de apoyos, información, inscribiéndose e implicándose en asociaciones y poniendo en marcha lo que creyeron en cada momento mejor para mí, sino que también lucharon por tod@s aquell@s que sufrían y aún sufren a escondidas este tipo de trastornos mentales que no son poc@s.

De hecho, muchas veces, yo podía llegar a entender la cantidad de suicidios que existían alrededor de estos trastornos, que lamentablemente caen muy fácilmente en el olvido de la sociedad, la mayor parte por falta de apoyos y por un gran desconocimiento.

Así que a través de enormes apoyos en el proceso de mi recuperación, entre los cuales, uno realmente importante para mí y que cambió mi vida para siempre fue el de conseguir un TRABAJO, aunque fuese en un Centro Especial de Empleo. Para mí esto fue decisivo para mi recuperación mental. Parece tan simple... pero poder trabajar me hizo sentir tan llena...

• Sentí que era una más en el mundo, por tanto...
• Una más dentro de la sociedad
• Una persona más que ya no sería invisible,
• Una más que no estaba sola,
• Una más que podría ser útil,
• Una más que podía pensar y actuar con coherencia,
• Una que se dio cuenta que su inteligencia no era menor que la de los demás,
• Una persona CAPAZ.

Otra gran ayuda también fue el de ser consciente de mis nuevas limitaciones, aceptando lo que me había tocado vivir y con ello el saber que tomar mi medicación pautada regularmente, también ayudaría enormemente a mi recuperación y a estar más protegida contra nuevas crisis que pudieran y pueden aparecer.

Aún así, después del drama que supuso esta enorme pesadilla donde sólo parece haber sufrimiento, a veces pienso, que después de tantas sombras que fundieron mi mente, también en algún pequeño lugar formado por éstas, existía un APRENDIZAJE:

• Adquirí nuevas luces como por ejemplo una gran fuerza interior,
• Poder comprender el dolor de otras personas con algún tipo de enfermedad mental o con cualquier otro sufrimiento. Desarrollando con el tiempo una mayor EMPATÍA
• He aprendido algo tan simple y a la vez tan importante para mí, como esa frase que me dicta mi conciencia actualmente cuando me encuentro en situaciones complicadas y la cual me dice: “Si he aguantado 2 años viviendo dentro de una pesadilla día y noche, podré con esto que se me presente ahora también...”

Años después sigo aplicando este mensaje que a menudo oigo dentro de mí...

Continuará...

Sevein

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