Si hablamos de la opresión de la mujer diagnosticada de trastorno mental, hablamos de una doble opresión. La que siente por ser mujer y la que siente por su diversidad mental.
El patriarcado y el estigma; grandes entes.
Ambos dos, el patriarcado y la estigmatización de la locura te limitan, te juzgan y te someten. Además han existido siempre, pero son cambiantes y sutiles.
El machismo y la discriminación no son siempre fáciles de identificar ni de combatir. Existen múltiples variantes, en todos los ámbitos.
¿Es mi padre machista? ¿En el trabajo me tratan igual que a mi compañero? o, ¿me pagan igual que a una persona sin discapacidad? ¿Enjuicio yo o discrimino a mis propios compañeros o compañeras de GAM? ¿O a las personas con las que trabajo? y la pregunta del millón, ¿soy yo la que me discrimino o limito a mi misma?
Hay que revisar frecuentemente estos términos, evitando discriminaciones pero también comportamientos o acciones que tengamos aprendidas, basadas en estereotipos o creencias.
El proceso de conocer estos términos (patriarcado y estigma) y cómo funcionan y se estructuran, te permite quitarte culpa.
Esa culpa pesa mucho, pero es fácil de quitarse. Tengo un problema, siento una opresión o sufro por algo.... ¿soy sólo yo? ¿Me pasa sólo a mí? ¿Me ocurre por mi condición de mujer? ¿Me ocurre por mi diversidad mental?
Si contestas que sí, ya está, no es tu culpa. Le echas la culpa al patriarcado y al estigma.
Y funcionas mejor. Te quitas una pesada carga.
Darse cuenta de esto, pero, no es fácil.
Lola
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