Según el estudio sobre el estigma y la discriminación en Cataluña 2016, las mujeres que pasan por un problema de salud mental reciben más discriminación que los hombres en varios aspectos. Por ejemplo, el 56,2% de las mujeres dicen haber sufrido tratos injustos, por un 44,8% de los hombres, lo cual significa una diferencia de más de 11 puntos, que se agrava si observamos las estadísticas de hombres y mujeres menores de 30 años: mientras un 64,3 % de ellas han sido tratadas injustamente, el dato de los hombres es de un 36 %. Es decir, la cifra es un 28,3 % superior en el caso de las mujeres.
Esta es sólo una muestra de la existencia de una doble opresión: la que se recibe por el hecho de ser mujer y haber pasado por un problema de salud mental. Otros datos:
-Sobreprotección y control: Los porcentajes muestran que un 8,9 % más de mujeres que de hombres ha sufrido este tipo de comportamientos discriminatorios en ámbitos como el familiar. En los grupos de amigos, por ejemplo, el control y la sobreprotección se dan en un 12,5 % más de frecuencia en las mujeres que en los hombres.
-Trato injusto: la diferencia queda patente en varios ámbitos. Por ejemplo, en el de la atención sanitaria: en hospitales, un 32,2 % de mujeres han sido tratadas injustamente, y un 33 % en los centros de atención primaria. En el caso de los hombres, las cifras son notablemente menores: un 20,7 % y un 15,9 %, respectivamente. En el trabajo no es una excepción: el 26,7 % de las mujeres indican haber experimentado trato injusto en alguna medida durante las entrevistas de trabajo por el hecho de tener un trastorno mental, ante el 14,5 % de los hombres.
-Ocultación: Esconder el hecho de pasar por un problema de salud mental es una de las reacciones más habituales de las personas que lo pasan, y lo es justamente por el miedo a una discriminación y un estigma que es transversal y estas personas quieren evitar sufrir. Por eso, en varios ámbitos, como el familiar, el educativo o el laboral, muchas personas optan por la ocultación como estrategia de prevención. Un caso claro son las entrevistas de trabajo, y en esta situación también se observan diferencias de género: el 86,7 % de las mujeres han ocultado el trastorno (o lo habrían ocultado, pero no han podido) en la entrevista. En cambio, los hombres lo han ocultado en un 67,6 % de los casos. Incluso ya trabajando, el 73,8 % de mujeres con un trastorno no lo han explicado a su superior, por un 57,2 % de los hombres.
Atribuciones
Además de estos comportamientos discriminatorios y las estrategias de prevención, el estudio también pone el foco en las atribuciones que reciben las personas por el hecho de pasar o haber pasado por un problema de salud mental. En estos casos, también hay diferencias significativas:
-Fragilidad: la idea de que la persona está en un estado de equilibrio precario y que es mejor no tratar para no hacerle daño está mucho más extendida en mujeres: un 32,7 % de los hombres afirma haber recibido estas atribuciones, por un 47,7% de las mujeres.
-Negatividad: se atribuye a las mujeres un estereotipo de pesimismo continuo en mayor medida que en el caso de los hombres: un 44 % por un 29,7 %.
-Inestabilidad: los estereotipos de poca firmeza o estabilidad, acompañados por imaginarios colectivos discriminatorios, que relacionan a la mujer con conceptos como la histeria, se ven reflejados en los datos. Un 36,4% de los hombres percibe que se le ha atribuido inestabilidad, por un 49,2 % de las mujeres.
-Inteligencia o genialidad: esta es la única atribución en la cual la cifra es claramente inversa, es decir, donde los hombres han recibido esta atribución en una mayor medida. Curiosamente, es la única atribución que puede llegar a tener connotaciones positivas (aunque se trate de un falso positivo): el 32,9 % de los hombres por sólo el 22,8 % de las mujeres.
Lee los testimonios completos de las activistas que han escrito sobre esta doble opresión:
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