No tienes activado JAVASCRIPT en tu navegador, puedes navegar en nuestra Web tranquilamente, pero te recomendamos que lo actives para que puedas puedas utilizar nuestra Web con todas las funcionalidades.

Fue un delito

Yo quería con locura a mi tío.

Me llevaba a los sitios que me gustaban, me daba un trato especial para con mis hermanos y demás primos, me daba sorpresas, me compraba cosas y me daba dinero, mucho dinero para una niña.

Por eso, desde bien pequeña, no recuerdo desde cuándo, cuando se me desarrolló el pecho, aguantaba que me manoseara en el ascensor, en el coche, en su despacho, no duraba mucho y siempre acababa siendo una broma.

La cosa iba creciendo a medida que me desarrollaba más y a partir del verano de 1990 (yo tenía 14 años) la exhibición y los tocamientos se me presentaron ya como algo que consideraba indebido, pero sentía que ya no podía pararlos, yo había llegado hasta allí, era mi responsabilidad, pues yo los había permitido todos esos años atrás.

Supongo que con conocimiento del poder que tenía sobre mi complicidad y mi silencio, ÉL abusó sexualmente de mí en dos ocasiones entre 1990 y 1992.
A los 16 años caí en una profunda depresión y un familiar me preguntó si alguien me había tocado; contra todo pronóstico se me creyó: todos mis familiares, excepto su mujer.

En cónclave familiar se determinó que, como no había habido penetración ni resistencia y yo ya era mayorcita, no había nada que hacer en un posible juicio. Entonces un espeso manto de silencio cayó sobre toda la familia, yo empecé a ser tratada psiquiátricamente y como había antecedentes familiares, se me diagnosticó un trastorno maníaco-depresivo.

Entonces me porté bien, acepté el diagnóstico, el tratamiento, la adherencia, leía libros y construí toda mi madurez desde ahí, desde el biologicismo, por no enfrentarme a cosas que podían remover el pasado y ser incómodas para mi familia.

Ahora que he tenido contacto con otras mujeres, tantas mujeres que han pasado por situaciones similares y ahora que tengo la edad biológica de concebir un hijo, me he planteado todo esto. Por fin he dado con una psicoterapeuta que me permitió escucharme a mí misma, conectar con la verdad, y, al romper el silencio, como en una presa de agua contenida, me desbordé.

Pero no he utilizado las conclusiones a las que he llegado, 27 años después, para victimizarme ni para culpar a mi familia, me crezco y me empodero.
La pena es no haber podido, primero de pequeña, y luego de mayor no haberme atrevido, porque aunque lo he denunciado este año, evidentemente, ha prescrito.

Esta entrada al blog es anónima, porque al denunciar tantos años después, puede denunciarme por falso testimonio e injurias.

Hay gente que dice que ahora se ha puesto de moda denunciar a los acosadores, abusadores y agresores; no es una moda, es una reacción en cadena.
Yo te creo, porque a mí también me pasó, y fue un delito.

#metoo
#yotecreo

Lee 'Género'

Lee 'Fue un delito' 

 

Lee 'Violación'

Lee 'El miedo' 

 

Lee 'Violencia en
el ámbito familiar y
violencia sexual'

Lee 'Una mujer
sin derechos'

Lee 'No os fiéis
del amor online' 

 

Lee 'Quitándome
las culpas: fue un
abuso'

Lee 'Recuperarnos
a nosotras mismas'

Lee 'Maternidad'

Lee 'Stop a la
violencia de género'

Lee 'Aterrorizar
también es violencia'

Las mujeres que han pasado por un problema de salud mental pueden llegar a tener cuatro veces más riesgo de sufrir violencias de género. Denúncialo en los blogs. Aquí te contamos cómo hacerlo:

 

 

Cargando, un momento, por favor